anexo acuatico

hola peces y pescadas, mundo acuatico, espacio de agua. FLOTANTE, posible.

Apenas el rumbo de la corriente, es tan fácil sumarse como alejarse.Planctón, algas, alimento no falta. Permanecer es un acto de amor; participar, pura generosidad. Un solo nombre,un equipo, cardumen. Anexo, el que esta cerca. Muy cerca.

mucho trabajo para mucha gente



muestra colectiva

muestra  colectiva

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Sinópsis de Carmen por Ea



Sinopsis Clínica Carmen por Ea

La clínica de Carmen comenzó con una presentación digital, donde nos mostro cronológicamente obras nuevas y otras que iban para atrás en el tiempo, hasta el 2001.
Había dibujos en grafito monocromáticos, presentaciones en el observatorio, huevos pintados y proyecciones de dibujos lineales en la pared, como pudimos ver en la Galería Juana de Arco el año pasado.
En su clínica Carmen nos mostro dibujos recién enmarcados, realizados con lápiz de color y tempera.
Eran formas orgánicas, en degrade, con colores que iban en los tonos del rojo hacia el amarillo.
La selección de estos colores, nos conto, eran de acuerdo a las formas. Y que si hubiera tenido que usar degrades en tonos azules o verdes, las formas de sus dibujos serian otras.
Estos colores usados, tenían que ver con un movimiento específico de distintas energías de la materia.
Carmen le pone nombre a sus obras y estos están relacionados con el espacio, los protones, el cielo…
Nube de electrones.
Fotosíntesis espacial.
Agujero blanco…
Pero luego de varias preguntas que le hicimos, pudimos entender un poco más, qué es lo que le interesa a Carmen.
No es el espacio exterior, lo que esta afuera de la atmosfera (eso, le interesa también) pero quizás lo utilizó hasta ahora como excusa o tema de su obra.
Pudimos ver qué espacio y qué movimiento le interesan.
Es el espacio en la obra.
Los túneles, lo laberintos, que le espectador pueda recorrer, caminar su obra.
Los pliegues, los elementos blandos, los colores.
Y quizás los dibujos, son una obra previa a estos espacios tridimensionales o esculturas que no están hechas aun.
Entonces le pedimos que queremos que las haga.
Queremos ver las esculturas blandas, las telas trenzadas, los laberintos de Crimen para caminar por dentro.

alicia y los rutilantes



Según una traduccióń que circula últimamente por algunos lugares que comunmente se llaman librerías y que tienen en su haber mezclas de las más variadas de esos objetos llenos de sorpresas (de las buenas y las malas) que son los libros, Alicia descubre un jardín de rutilantes flores. Los rutilantes se cuelan ya por todas las aperturas; Alicia tuvo la desgracia de no poder hacer nunca coincidir su tamaño con la de la mesa y luego con la de la puerta; o ejecutar todos los pasos en un orden; talvez algún loco de esos a quienes les gusta la matemática diría, su algoritmo siempre dejaba un paso afuera; cuando era grande olvidaba tomar la llave o tomaba la llave cuando no era lo suficientemente pequeña como para pasar por la puerta; para aquellos que no nacen con el don del orden; talvez la vida les depara más cosas maravillosas y de ahí que Alicia corriera permanentemente tras su ganas de dar en aquel jardín.

Bien, quitando este paso por el jardín de Alicia y Alicia misma; tendremos que pensar en otras cuestiones; pero que esta vez afectan (sin perjudicarlos) a los rutilantes; para ello nada mejor que ilustrar con el siguiente paseo.

Dos rutilantes se encuentran en La Boca; en una proa más precisamente; navegan una muestra duchampiana que se despide con barquitos de papel; y que previo a la despedida los había logrado divertir con una viborita que recorría el cuerpo de otro que rutilancias no le faltaban por ningún lado. El paseo programado es largo; así que los rutilantes llevan consigo un mapa; con un recorrido previamente demarcado. Luego de desembarcar suben al 152 (es la línea de los rutilantes; ya está demostrado; el 152 tiene al 8; y el 8 tiene al uno, al dos y al tres; y esto es algo que los rutilantes encuentran exquisito) descienden independientemente por Paseo Colón; rodeados de ingenieros cantores que muestran sus destrezas por dos enormes altoparlantes). Se aventuran por el trayecto ya demarcado y compran jazmines, helados y un vestido verde; pero no llegan a destino, como a Alicia, el mapa y el lugar no coinciden; para ir a A, se acercan al vértice; cuando están a unos pocos metros; descubren que donde están yendo no es donde indica el mapa, entonces se alejan una distancia equivalente a la caminada hasta el punto B; cuando están llegando al punto B descubren que en realidad el mapa está equivocado y que tenían que ir efectivamente en la dirección de A pero un poco más abajo. Los rutilantes trazan entonces un perfecto triángulo; alguien que no entiende a un rutilante pensará en su despiste, en esta vida sin orden, presa del caos en la que viven; el rutilante sabe muy bien que esto no es así; que trazar triángulos los pone del mejor de los humores y que les permite olfatear alternadamente (primero uno y después el otro) los jazmines adquiridos.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Manuel Antonio Fernández (Manolo) por Jimena Pestalardo




Manolo se dedica a la fotografía hace diez años. Aprendió a usar una Reflex en unas vacaciones en las que tuvo la fortuna de compartir su estadía con la hija del dueño de un laboratorio quien tenía en su poder cuatro cámaras y ¡cuarenta rollos! Manolo trabaja en un laboratorio, me cuenta que los primeros años aprendió mucho, pero que ya no queda mucho por aprender (en su ámbito laboral, claro).

Manolo vive en Olivos con su gato que se llama Ateo, una colección de música preciosa (que recuerda a la de su padre de vinilo) y su novia Bárbara que sabe precisamente dónde se encuentran los folletos de sus muestras y por esto, en un tono muy jocoso, lo acusa de machista.

Manolo saca fotos con su cámara digital o con una cámara de formato medio que adquirió hace poco, se la compró a una pareja de personas mayores, la cámara viene en una valija que provoca una reminiscencia a otros tiempos, a Manolo le gusta mucho que esto sea así.

Manolo pasó por varios talleres de fotografía; comenzando por Gabriel Valansi y más recientemente con Daniel Merle. Hizo muestras colectivas, una de ellas con la gente del taller de Merle con quien publicaron un libro de fotografías - La Ciudad de la Espera - también fue seleccionado en el 2007 en concurso del Fondo Nacional de la Artes y ahora mismo fue seleccionado por la Fundación Lebenshon en un concurso de título Convivencia al que mandó una foto que le sacó a Bárbara en uno de los escenarios que veremos en sus fotos.

En su camino por la fotografía fue variando temáticamente y formalmente; en un principio le gustaban las abstracciones, las luces, hizo una serie de retratos sobre un rollo en el que había tirado una serie de luces callejeras, ahora sus fotos son sobre espacios bien concretos; el objeto de interés está siempre en el centro, esto también fue algo que Manolo buscó y encontró, antes dejaba un aire, un espacio y el objeto estaba en alguna esquina, ahora el espacio lo rodea completamente.

El recorrido por sus fotos es como entrar a un mundo que tiene algo cotidiano, a Manolo le gustó mucho lo que le dijo Maxi Bellman en una comparación de su obra con los “ready made” de Duchamp según la cual Manolo nos invita a fijar la atención en algo en lo que en principio no hay interés.

Manolo muestra tres series:
Serie de laboratorio (su espacio de trabajo), según su propia descripción son escenas sórdidas, con decadencia y caos; busca contrastar estas características con la prolijidad en sus tomas y composiciones.
Serie de elementos urbanos y naturales, tema sobre el que todavía está trabajando y no tiene una idea precisa de qué forma final tendrá.
Espacios descontextualizados es algo sobre lo que trabaja desde siempre, son espacios que conducen a otros mundos (como portales).

En la mayoría de sus fotos no hay gente y cuando aparecen están de espaldas, nunca son el centro de la escena; son escenas que parecen apocalípticas y que revelan el paso del hombre por el espacio-tiempo.

A Manolo le gustaría dejar de hacer series, empezar a trabajar con un objetivo temático, tener el control de la situación, que hubiera gente (como en sus primeros retratos) y que el espectador al mirar sus fotos pudiera tener un doble registro; el documental y una mirada irónica; ya sea que estas funcionen juntas o que se pisen.

El lado oscuro de la luna, así termina nuestra entrevista; Manolo es un tipo silencioso, pero ojo, no se olviden de que toca la batería.

martes, 2 de diciembre de 2008

. morada








Fotografias de kayné y de Angeles






Esto fue el Domingo 16 de Noviembre

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