anexo acuatico

hola peces y pescadas, mundo acuatico, espacio de agua. FLOTANTE, posible.

Apenas el rumbo de la corriente, es tan fácil sumarse como alejarse.Planctón, algas, alimento no falta. Permanecer es un acto de amor; participar, pura generosidad. Un solo nombre,un equipo, cardumen. Anexo, el que esta cerca. Muy cerca.

mucho trabajo para mucha gente



muestra colectiva

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viernes, 26 de octubre de 2007

Thomas de Quincey para marcelo

Nota Revista Lápiz N 232, Pág. 42, a propósito de la obra de David Lynch, “EL Umbral y el laberinto”, Manuel Cirauqui.


“Thomas de Quincey fue quizá el primero de los modernos en dar cuenta, con su obra On Murder Considered as One of the fine Arts (sobre el asesinato considerado como una de las Bellas Artes, 1827) de la relación entre el horror y el entretenimiento. La vigencia del texto de de Quincey depende en gran medida de la astucia con que el escritor inglés lo presento, no como una simple apología, sino como una conferencia ficticia en un club inexistente, pronunciada por un locutor anónimo. El carácter de ficción añadía al “manifiesto”, de De Quincey un repliegue irónico, una distancia respecto de sí mismo capaz de garantizar su perduración a través de las distintas, casi innumerables, fases de la modernidad artística. En su obra, De Quincey hacía algo más que parodiar la artificial seriedad de las páginas de sucesos en los aún exiguos periódicos; El marco ficcional le permitía tomar una suerte de solemnidad académica para identificar un nuevo género estético, o dicho de otro modo, para asumir radicalmente la filiación de la actitud moderna con lo mórbido, con aquello que, por ser una grieta en el orden social, produce horror. EL Fracaso de los ideales románticos inseminó en los artistas de la primera mitad del siglo XIX la fascinación por lo oscuro, y esta fascinación ha movilizado desde entonces a los artistas modernos cada vez que la cuestión del realismo parecía llevar al estancamiento. La representación del horror conduce precisamente al realismo a su punto de paradoja, a la imposibilidad de representar la sensación, desde ese momento, no podemos sino reconocer como separada de la cosa representada, es decir, como abstracta. Podemos decir igualmente que el horror conduce al realismo al reconocimiento de que su consistencia depende sobre todo de parámetros narrativos, externos a la imagen. Esta solo es visible cuando se la observa desde un marco preciso, digamos, desde un relato. Dichos parámetros se hacen patentes no solo en la sobras de arte en las que tradicionalmente el tiempo contiente espacio, (en principio la música y la literatura), si no también en aquellas en las que el espacio contiene tiempo. (Tradicionalmente la pintura, la escultura y los derivados de ambas….Tal vez esta síntesis la que permite al cine hacer del principio de realidad (sostén de nuestras percepciones) su objeto privilegiado de representación.”

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