anexo acuatico

hola peces y pescadas, mundo acuatico, espacio de agua. FLOTANTE, posible.

Apenas el rumbo de la corriente, es tan fácil sumarse como alejarse.Planctón, algas, alimento no falta. Permanecer es un acto de amor; participar, pura generosidad. Un solo nombre,un equipo, cardumen. Anexo, el que esta cerca. Muy cerca.

mucho trabajo para mucha gente



muestra colectiva

muestra  colectiva

domingo, 4 de noviembre de 2007

dos obras






“Tocarle el ojo a la liebre muerta”, de Maxi Bellmann


“Dos ocasos”, de Juliana Ceci



“Tocarle el ojo a la liebre muerta”, un dibujo en línea negra y fina, sobre papel a4, sin enmarcar ni montar.


El cuerpo de una liebre recostada en un plano limpio de toda otra indicación o detalle, correspondiente al de la hoja de papel, y una mano que desde el “fuera de cuadro” aparece por el ángulo derecho inferior de la hoja con el dedo extendido para tocar el ojo de la liebre, ya en estado de descomposición.


“Dos ocasos”, un díptico compuesto de dos pinturas cuadradas pequeñas (18cm x 18cm cada una) montadas sobre un bastidor de importante espesor (dos pulgadas aproximadamente) sobre el que se continúa la tela pintada.


Sobre un fondo en degradé horizontal de colores que desaturan un rosado anaranjado hacia el gris de igual valor luminoso, se dibuja en línea clara el contorno de dos ramas de árbol sin el tronco, ramas aéreas como las que se perciben en las copas de los árboles contra el cielo.


La línea no es uniforme, se siente la carga y descarga del pincel fino.


El ocaso que nos sugiere el título de esta obra se sugiere en la elección del color del fondo, un rosa de atardecer del que va desapareciendo la luz, y por analogía en las dos ramas sin brotes.


El conejo de Bellman no está en el ocaso sino en la plena oscuridad de la muerte. Personifica la intriga que ella presenta ante los seres vivos, curiosos al punto de , como Santo Tomás, meter el dedo en la llaga para comprobar la veracidad del hecho. Mientras que en el dibujo de Maxi Bellman el espectador está representado a través de la mano que explora el conejo, en el doble ocaso de Juliana el espectador contempla la luz del cielo que huye.


En ambas obras la línea es protagonista, una negra sobre el blanco del papel, otra blanca sobre un fondo coloreado, ambos juegan en contraste con el fondo.


En las dos obras el “motivo”(en el sentido de “pattern”) es único y central, sin elementos de espacio perspectivado; el espacio se sugiere por la disposición de los elementos con respecto a los bordes del formato, y por las superposiciones y/o ocultamientos de las líneas entre sí.


Ambos muestran una postura frente a un elemento natural (un animal, un árbol) y la suspensión de la vida, y de las distintas actitudes que se toman frente a ella: la curiosidad, el asombro, la incredulidad; o la contemplación, la melancolía, y la crueldad de la resignación ante lo que debe suceder.


María Ibáñez Lago

2 comentarios:

anexo acuatico dijo...

casi que no se ve el conejin

pinola dijo...

que lindo posteo!!!

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